jueves, 16 de mayo de 2013

Edificios de hierro y cristal

Los progresos siderúrgicos de la revolución industrial posibilitaron, en la segunda mitad del siglo XIX, la utilización del hierro en la construcción. Las vigas laminadas eran más ligeras, baratas y rápidas de montar. Por si fuera poco, este nuevo material permitía soluciones más atrevidas y funcionales que la albañilería tradicional. Primero se tendieron puentes y se elevaron torres, como la célebre Torre Eiffel, que rasga el cielo de París; luego, coincidiendo con los avances en la producción del vidrio, se instalaron edificios utilitarios como mercados, estaciones de ferrocarril y pabellones para las grandes exposiciones universales, donde las estructuras metálicas se revestían con planchas de cristal, logrando interiores luminosos. Estos avances técnicos europeos, unidos al invento del ascensor, favorecieron la aparición en América del rascacielos.


Los orígenes del rascacielos van unidos a un desgraciado siniestro: el incendio que en 1871 asoló Chicago, el gran centro americano de la industria cárnica. La reconstrucción de la ciudad iba a permitir erradicar los materiales de construcción inflamables y desarrollar la edificación en altura para resolver la masiva inmigración. El rascacielos solventaba ambos problemas y atendía la demanda de oficinas, almacenes y hoteles que exige una gran urbe industrial y mercantil.

Los forjadores de la Escuela arquitectónica de Chicago van a ser William Le Baron Jenny (1832-1907) y Louis Sullivan (1856-1924), estrechamente vinculados a las sociedades inmobiliarias que especulan sobre los solares vacantes. Sus edificios se reducen a un armazón metálico, compuesto por pilares y viguetas, que permite abrir grandes ventanas apaisadas en el exterior. La distribución es siempre idéntica: locales comerciales en los bajos, oficinas en los pisos y servicios en la planta alta.

En 1899, Sullivan contruía los Almacenes Carson, Pirie and Scott, en Chicago: un building profético de diez pisos, que anticipaba el sueño americano del siglo XX.


5 comentarios:

  1. ¡Guau! Me encanta París y la torre Eiffel es un gran signo de los avances en el sector de la construcción. ¿Has podido verla en vivo y en directo?

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    1. A mí también. Es una ciudad que te enamora desde el primer momento. Y sí, he podido tener la suerte de verla en vivo y en directo y de subir hasta el tercer piso.

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  2. Wuaa a mi también me gustaría verla en primera persona, habrá que avisar a Nerea para que nos hable de la ciudad del armor en su blog :D

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    1. Díselo y que publique una entrada, que París si te pones tiene muchas cosillas interesantes de las que hablar.

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  3. Dios mío esa imagen de la Torre Eiffel en vivo es espectacular!! Aconsejo que cuando podáis vayáis a verla, en serio.

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