Los
progresos siderúrgicos de la revolución industrial posibilitaron,
en la segunda mitad del siglo XIX, la utilización del hierro en la
construcción. Las vigas laminadas eran más ligeras, baratas y
rápidas de montar. Por si fuera poco, este nuevo material permitía
soluciones más atrevidas y funcionales que la albañilería
tradicional. Primero se tendieron puentes y se elevaron torres, como
la célebre Torre Eiffel, que rasga el cielo de París; luego,
coincidiendo con los avances en la producción del vidrio, se
instalaron edificios utilitarios como mercados, estaciones de
ferrocarril y pabellones para las grandes exposiciones universales,
donde las estructuras metálicas se revestían con planchas de
cristal, logrando interiores luminosos. Estos avances técnicos
europeos, unidos al invento del ascensor, favorecieron la aparición
en América del rascacielos.
Los
orígenes del rascacielos van unidos a un desgraciado siniestro: el
incendio que en 1871 asoló Chicago, el gran centro americano de la
industria cárnica. La reconstrucción de la ciudad iba a permitir
erradicar los materiales de construcción inflamables y desarrollar
la edificación en altura para resolver la masiva inmigración. El
rascacielos solventaba ambos problemas y atendía la demanda de
oficinas, almacenes y hoteles que exige una gran urbe industrial y
mercantil.
Los
forjadores de la Escuela arquitectónica de Chicago van a ser William
Le Baron Jenny (1832-1907) y Louis Sullivan (1856-1924),
estrechamente vinculados a las sociedades inmobiliarias que especulan
sobre los solares vacantes. Sus edificios se reducen a un armazón
metálico, compuesto por pilares y viguetas, que permite abrir
grandes ventanas apaisadas en el exterior. La distribución es
siempre idéntica: locales comerciales en los bajos, oficinas en los
pisos y servicios en la planta alta.
En
1899, Sullivan contruía los Almacenes Carson, Pirie and Scott, en
Chicago: un building profético de diez pisos, que anticipaba
el sueño americano del siglo XX.
¡Guau! Me encanta París y la torre Eiffel es un gran signo de los avances en el sector de la construcción. ¿Has podido verla en vivo y en directo?
ResponderEliminarA mí también. Es una ciudad que te enamora desde el primer momento. Y sí, he podido tener la suerte de verla en vivo y en directo y de subir hasta el tercer piso.
EliminarWuaa a mi también me gustaría verla en primera persona, habrá que avisar a Nerea para que nos hable de la ciudad del armor en su blog :D
ResponderEliminarDíselo y que publique una entrada, que París si te pones tiene muchas cosillas interesantes de las que hablar.
EliminarDios mío esa imagen de la Torre Eiffel en vivo es espectacular!! Aconsejo que cuando podáis vayáis a verla, en serio.
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