lunes, 27 de mayo de 2013

Vincent van Gogh

El apasionado, el sensible, el desequilibrado mental Vicent van Gogh (1853-1890) es el artista del siglo XIX que mayor entusiasmo provoca en nuestra sociedad actual. Fue un prodigio de potencia y fertilidad creadora. Vivió 37 años, pero únicamente los nueve últimos los pasó entregado a la pintura, dejando, al suicidarse, 879 cuadros. Sólo logró vender un lienzo en vida: un siglo después, ha batido todos los récords en cuanto al precio pagado en la historia de las subastas de arte, y Hollwood le ha convertido en un héroe del cine, cuando el realizador Minelli rodó, en 1956, El loco del pelo rojo, con Kirk Douglas en el papel estelar de Van Gogh.


Era hijo de un pastor calvinista, y sus contactos con el arte se iniciaron en 1869, cuando entra a trabajar como marchante de la galería francesa Goupil en la sucursal de La Haya, trasladándose sucesivamente a las sedes de Bruselas y Londres, y a la casa central de París. La cadena de desengaños amorosos que sufre en estos destinos ahonda su estado depresivo, llevándole a desatender el negocio, por lo que fue despedido en 1876. Inicia entonces una frecuente correspondencia con su hermano Thèo, en la que le revela por carta la inquietud que atormenta su trágica existencia. Busca con suelo en la religión y decide convertirse en "evangelizador de los pobres", predicando la Biblia. Su apostolado raya en el fanatismo con los mineros belgas de Borinage, que le rechazan.

Ante este nuevo infortunio, intenta salir de la crisis espiritual, volcándose en la pintura. Cultiva una temática social, a base de tonos oscuros y grises, que resumen en Los comedores de patatas


En 1886 Van Gogh fija su residencia en París, donde "deshiela" su paleta y alegra la temática de sus cuadros. Thèo le presenta a los impresionistas, y aprende el valor de la pintura colorista y clara, pero reconoce que no debe afiliarse al movimiento "en un sentido exclusivo".

Los dos últimos años de su vida transcurren en el sur de Francia, donde su temperamento ardiente alcanza la madurez del genio. Vive en Arlés, localidad provenzal que denomia "el Japón del Mediodía", pasando temporadas internado en el hospital psiquiátrico de Saint Rémy; y en Auvers, donde muere.

Su estilo se define por la línea firme de los japoneses y el color como gran motor de la emoción. Pinta entonces noches estrelladas, campos de trigales, olivos, cipreses, almendros, gladiolos, girasoles y lirios; representa escenas de interior, entre las que no falta su propia habitación, y culmina la serie de 43 autorretratos, en los que ensayaba pigmentos y técnicas tomando como referencia su rostro, cada vez más degradado.

1 comentario:

  1. A pesar de ser siempre un incomprendido se ha convertido en uno de los mejores para mi gusto. Me encanta todo lo que hizo y sobre todo el ultimo cuadro de la entrada, por eso empece el dibujo :)

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