miércoles, 15 de mayo de 2013

Historicismos

Los arquitectos románticos de la primera mitad del siglo XIX revivieron simultáneamente varios estilos históricos: el neobizantino, el neorromántico, el neogótico, el neorrenacimiento, el neobarroco y los derivados del arte islámico en Oriente y en España. Pero ninguno tuvo la fuerza de imponerse sobre los demás.

Las excelencias estéticas del medievalismo y del orientalismo fueron divulgadas entre la sociedad burguesa por dos grandes ensayistas europeos: el restaurados francés Eugène Viollet-le-Duc y el crítico británico John Ruskin.


Los ingleses, dueños de una larga tradición gótica, resucitan este estilo en las Casas del Parlamento de Londres, corazón físico de la democracia británica, mientras que su imperio colonial les proporciona el exotismo, la lejanía y las maravillosas culturas orientales, que transmiten al Pabellón del Príncipe de Gales en Brighton, construído bajo las pautas del arte islámico de la India.



Franceses y alemanes prestigian también el gótico en sus edificios religiosos, restaurando y completando catedrales inconclusas o edificando iglesias nuevas. En cambio, prefieren el neorrenacimiento y el neobarroco para las obras civiles. Así lo acreditan los franceses en la homogénea red de viviendas que surcan las avenidas radiales y bulevares de París, que partiendo del Arco del Triunfo, en la Plaza de la Estrella, conectan con el Museo del Louvre a través de los Campos Elíseos. Idéntico eclecticismo siguen los alemanes con los deliciosos castillos de cuentos de hadas que manda erigir Luis II de Baviera.


En España, el medievalismo se regionaliza. Asturias recupera el neorromántico en la Colegiata de Covandonga y Cataluña el neogótico en la Universidad de Barcelona. Pero será el neomudéjar el estilo que mejor defina el historicismo español, reflejándose en todo el territorio nacional a través de plazas de toros y estaciones de ferrocarril. Estos edificios se desarrollan bajo dos principios inmutables: el uso del ladrillo como material de construcción y un repertorio estructural y decorativo basado en los arcos califales de la mezquita, en los paños de sebka almohades que tapizan la Giralda y en las yeserías de la Alhambra.


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